domingo, 30 de agosto de 2009

ORACIÓN


Vida ingrata la que hemos de existir en este mundo

vida sin alegrías ni sosiego,

vida con amores despedidos

vida con amores no correspondidos.


Demasiado larga es la vida humana para algunos,

espero no ser una de ellas,

se va perdiendo todo en el camino

y se llega al final con la mochila llena de piedras.


Sólo tengo amores y recuerdos,

para llevarme cuando parta a la otra vida,

sólo espero que ellos por lo menos sirvan

para mostrarle a Dios que he servido a su causa eterna

y que he amado cuanto ser se presentó a mi vera...


A algunos amé con toda el alma,

muchos de ellos fueron ausencia

mi vida entera,

y cual río que por sequía muere

así murió en mi corazón la espera.


Amé de mil maneras,

con ansias, con ternura, con pasión

con solidaridad y con dulzura,

amé a los hombres, al humano,

al amigo, a los hijos, al hermano.


A veces, debo reconocerlo,

mi amor se cansaba de rechazos y

entonces mutaba en rencor y rebeldía,

pero Dios! me diste un alma noble, lo sé

y por eso lo olvidaba al otro día.


De niña amé a mis padres con el alma

y sin embargo no recuerdo mi infancia

con alegría de colores vivos.

Amé a mi hermano, el que llegó

sin que lo pida, pero que amé y te

llevaste sin piedad
aquel tórrido febrero al mediodía


Amé a un hombre en los comienzos de mi vida

me enamoré como en la aurora los pájaros

se enamoran de la vida,

me enamoré sin palabras, sin medidas

y fuí arrebatada de sus brazos, enloquecida.


Amé a mis hijas, la primera, la ilusión

de mi maternidad nueva,

amé a la segunda que vino a llenar mi

otoño estrecho

Pero te llevaste a la primera...

muy pronto Señor, y me dejaste

malherida

Tan malherida que hoy no puedo

ya alcanzar ningún amor ni ser feliz con ellos

me vaciaste el corazón de mi maternal sangre

y hoy soy un saco de huesos sin sentidos


No fue buena Señor la vida mía.

cada episodio que recuerdo es un dolor,

cada acto una lágrima que cae,

cada suceso una ausencia de lo mas amado.


Me pregunto cada día, este misterio...

por qué esta soledad del alma mía,

por qué este pálido sentimiento

que acompaña mi agonía
por qué esta existencia
tan absolutamente llena de vacíos


Este sentimiento de amores terminados,

de amores sentidos y alejados,

de amores que fueron y se fueron

y de amores que murieron maltratados

de tanto daño, soledad y hastío.


Los años pasaron ya para mí y son bastantes

cincuenta y seis me parecen muchos,

si he de vivirlos con estra letanía

no los quiero Señor, llévatelos y llévame contigo


Pienso a veces que no me amas Señor de los Cielos,

Padre de todos los humanos,

siento que aunque sos bondad infinita, habemos hijos

que no somos preferidos...


Yo siento ser una de ellas y ...

lamentablemente creo que lo eres también

con mi hija viva, no haces nada para que su vida tenga

los sabores buenos y placeres dulces de su juvenilia.


Por qué este rechazo por nosotras,

Padre y Señor de todos los cielos?

Ya no te pido por mis andrajos corporales

ni siquiera por mi alma que se ecuentra vencida

te estoy pidiendo por lo único que me queda

en esta vida que no pedí y me trajeron

pero a la que yo sí pedí y vos enviaste,

te pido por mi hija.


Cuidala Señor y dale buenos tiempos,

necesita del amor de un hombre que la cuide

necesita del amor de su padre, ese hombre raro

que no sé por qué pusiste en el camino de mi vida...


Sé por favor bondadoso con ella por lo menos,

ya no me importa ni mi vida ni mi suerte,

sólo te pido Dios bendito, Padre mío porque

pueda ver el rostro feliz de mi hija un día.


Pero esta felicidad de la vida duradera,

no la efímera de la diversión de un día,

acércale un joven que la ame y que sea

noble, bondadoso y ame a tu hijos y a vos mismo.

como ella.


Esto ya no es poema ni son versos los que escribo,

esto es sólo el alma en carne viva,

llorando por todo lo perdido,

pero sobre todo guardando aún esperanza

por el único sueño que mantengo...

el de ver feliz como mujer y humana a mi Marina.

Quedo a la espera de tu accionar Señor, como

siempre tu servidora fiel, aún en las tristezas

y en las ignotas e impredecibles ausencias de mi vida.


Melan

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